Saltar al contenido
Alimenta tu alma con literatura

Un día más

Un día más

Es cierto que estos días de confinamiento obligado dan para pensar mucho, pero también para que tu situación personal dé muchas más vueltas. Al final emprendes muchos caminos. Te lanzas desaforadamente a conquistar nuevos objetivos y se presentan delante de ti varias bifurcaciones que antes no veías. Una cuestión primordial se basa en la gestión de cuestiones pendientes. Ésas que nunca se abordaban por falta de tiempo o de ganas.

También es un momento en el que paradójicamente hablas con mucha gente diversa. Amigos, familiares y conocidos con los que hacía tiempo que no contactabas y amigos, familiares y conocidos con los que había una comunicación establecida y que ahora resulta más frecuente. Normalmente por el deseo de sentirlos más cerca.

La evolución ha llegado a este punto de inflexión en el que se plantean varias cosas; como si tu pagina web o tu Instagram tienen sentido. O si regresar a trabajar a esa tienda de ropa o a la empresa de construcción a la que perteneces es buena idea o resulta que todo este parón te ha servido para darte cuenta de que mucho de lo que hacías carecía de sentido. Tal vez esta época de grandes mesías y enormes titulares en redes sociales, periódicos o la propia televisión no designa un común denominador de certeza y cultura e información sino más bien todo lo contrario. Tal vez las formas sean importantes, pero mucho más importante es el fondo. Al final padecemos la crisis del papel mojado. Una enorme cortina de humo que esconde debajo demasiadas carencias.

El hogar se convierte en un arresto domiciliario en el que estás obligado a estar. Pero el tema primordial, si lo personalizamos, radica en: 

  • A un nivel individual puedes seguir así, alimentando la incertidumbre.
  • ¿Cuáles son tus necesidades una vez que sales?

La primera cuestión es relativamente fácil. Sobrellevarlo. Independientemente de que desees con fervor salir de la situación de confinamiento.

La segunda cuestión es más peliaguda porque se basa en; ¿qué va a suceder a partir de que “se abran fronteras”? Si las cuestiones ya están encima de la mesa como la merma en tu trabajo o retomar el pulso a la vida en el día a día. Y este cambio produce dos cuestiones fundamentales:

  1. Lo que se ha roto. Existen plantas que cuando las cambias de lugar sencillamente se marchitan. Afortunadamente, las personas no nos desintegramos por cambiar de escenario, pero sí que desaparecen para siempre ciertas cosas que ya no puedes recuperar. Pertenecen al pasado.
  2. Lo que ha cambiado. Renovarse o morir, ya se sabe. Es cierto que muchas de las cosas que te rodean, maneras de entender ciertas cuestiones o simplemente circunstancias que ya no deseamos repetir, salen del inconsciente al consciente de manera evidente y son un claro ejemplo de los cambios que necesitamos realizar.

Cada ser tenemos nuestro propio plazo. Es normal sentirnos inseguros al haber superado el que nos otorgaron. Una persona posee un reloj de arena de aguante predeterminado, en el que pasas de la normalidad a un estado de no normalidad; esto queda patente en cómo te sientes, piensas, te rebelas o normalizas las situaciones.

Lo que ayer era una necesidad que demandábamos, hoy se convierte en algo imprescindible para la continuidad. Salir y reencontrarnos con la vida fuera del hogar que protege y desde donde el trabajo y la existencia se realiza alejados del estado Matrix; una hibernación descansada y en muchos casos provechosa, pero que comienza a descongelarse y por lo tanto a transformarse en agua y esa agua debe correr porque si no, llega a pudrirse.

Convertidos en personas capaces de responsabilizarnos, al menos de nuestro bienestar y del entorno que nos rodea, aunque sea simplemente por lo que implica cuidarnos a todos. Esa apuesta se ha realizado y en mayor medida se ha logrado.

Queda la muerte a nuestras espaldas; la de la renovación, la de la tristeza y la de la negligencia formando parte de un mismo todo. De todas formas, para todos aquellos visionarios que explotan la misión de un nuevo camino, decirles que considero que el deber y el sendero están donde apoyamos los pies. La tierra que pisamos. Y que pretender correr antes que andar es sinónimo de estupidez, narcisismo e irrealidad. A lo mejor algunas personas tienen a su alcance más información de la que su verdadera evolución les permite procesar. A lo mejor no todos nacemos para liderar un nuevo pensamiento, doctrina o situación. Así que limitemos nuestras fuerzas a colocar un pequeño grano de arena más, porque el progreso se genera siempre a partir del caos y de ese caos aprendemos a ordenarnos.

Solo podemos dejar atrás la vida de la que hemos participado con respeto y reverencia. No hay dos vidas, no hay dos clubs, sino que solo existe un eterno ahora.

Queda el otro lado, el individual en el que cada uno de nosotros debe enfrentarse a sus temores y a su propio reloj. Si somos conscientes de en qué punto estamos y qué necesidades tenemos, ya que en cada uno de nosotros no son iguales. No pueden serlo. Una vez que salgamos mayoritariamente podremos reinstaurar la existencia y hacer un balance de lo que queremos construir, lo que hemos perdido y de lo que nos queda entre las manos. Sin embargo, este duelo con la realidad se desarrolla en otro escenario, el cual desconocemos porque lo experimentado no es tal como éramos sino que será tal como queremos ser.

Página web de Mario Porta

Harapos o Fortuna, de Mario Porta

Harapos o Fortuna

Recuerda: ¡Alimenta tu alma con música!

Un Día Más (Amaral)